El descubrimiento del primer caso de caquexia crónica (CWD) en el Parque Nacional de Yellowstone, Estados Unidos, el mes pasado ha desencadenado preocupaciones sobre la posibilidad de que esta enfermedad cerebral mortal pueda propagarse a los humanos, advierten algunos científicos.
El trágico hallazgo se produjo cuando un cadáver de ciervo en el área del parque de Wyoming dio positivo por esta enfermedad priónica altamente contagiosa. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) describen la CWD como una enfermedad que no solo afecta a ciervos, sino también a alces, renos y alces en diversas regiones de América del Norte, Canadá, Noruega y Corea del Sur.
Los síntomas, que pueden tardar hasta un año en desarrollarse, incluyen pérdida de peso, tropiezos, apatía y manifestaciones neurológicas. De hecho, algunos la han apodado la «enfermedad del ciervo zombie», dado que altera el cerebro y el sistema nervioso de los animales afectados, dejándolos babeando, letárgicos, demacrados y con una inconfundible «mirada en blanco», según informa The Guardian. La enfermedad es letal, y hasta el momento, no se conocen tratamientos ni vacunas efectivas.
Lo que ahora preocupa a los científicos es la posibilidad de que esta enfermedad pueda afectar a los humanos, aunque no se haya registrado ningún caso conocido hasta el momento. Los epidemiólogos advierten que la falta de un caso «derrame» no garantiza que no ocurrirá en el futuro.
La CWD pertenece a un grupo de trastornos neurológicos mortales que incluye la encefalopatía espongiforme bovina (EEB), más conocida como la «enfermedad de las vacas locas». El Dr. Cory Anderson, codirector de programa en el Centro de Investigación y Políticas de Enfermedades Infecciosas (CIDRAP), señala que el brote de EEB en Gran Bretaña sirve como recordatorio de lo rápido que las cosas pueden volverse caóticas cuando un contagio se propaga de animales a humanos.
Además, la falta de una solución efectiva y sencilla para erradicar la CWD tanto de los animales afectados como del entorno contaminado añade a la inquietud. Una vez que el patógeno ha contaminado un área, su erradicación se vuelve extremadamente difícil. Los científicos informan que la CWD puede persistir durante años en la tierra o en las superficies, y es resistente a desinfectantes, formaldehído, radiación e incluso incineración a altas temperaturas, según The Guardian.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) advierten que algunos estudios en animales sugieren que la CWD representa un riesgo para ciertos primates no humanos, como los monos, que consumen carne de animales infectados o entran en contacto con cerebros o fluidos corporales de ciervos o alces infectados. Esta preocupación ha llevado a la Organización Mundial de la Salud a recomendar desde 1997 evitar que los agentes de todas las enfermedades priónicas entren en la cadena alimentaria humana.
Aunque aún no se ha registrado ningún caso de transmisión a humanos, el riesgo potencial ha llevado a un aumento en la conciencia pública y medidas precautorias. La Alianza para la Vida Silvestre Pública estima que entre 7,000 y 15,000 animales infectados con CWD son consumidos involuntariamente por los humanos cada año, y se espera que esta cifra aumente anualmente.
Con la temporada de caza en curso, los CDC instan a los cazadores a considerar seriamente realizar pruebas a los animales antes de consumir su carne. Asimismo, aconsejan a los cazadores que se aventuran en áreas con informes de CWD que consulten las pautas estatales sobre vida silvestre y salud pública para determinar si se requieren pruebas con animales en una región específica.
Mientras tanto, en Yellowstone, se intensifican los esfuerzos para identificar áreas de mayor riesgo de CWD dentro del parque. El intercambio de información con agencias estatales y la colaboración con el Departamento de Caza y Pesca de Wyoming son medidas clave para monitorear y abordar la presencia de esta enfermedad en ciervos, alces y alces en el área, según Fox News.
Aunque el efecto a largo plazo de la CWD en la vida silvestre de Yellowstone aún es incierto, la amenaza potencial de esta enfermedad cruzando la barrera de especies destaca la importancia de la vigilancia continua y las medidas preventivas para proteger la salud pública y la biodiversidad.