julio 5, 2024

En una declaración contundente, el almirante Rob Bauer, presidente del Comité Militar de la OTAN y de nacionalidad holandesa, advirtió que podría desatarse una guerra a gran escala con Rusia en los próximos dos decenios.

Hablando ante periodistas en Bruselas después de una reunión de los jefes de defensa de la alianza, el almirante Bauer enfatizó: «Debemos darnos cuenta de que la paz no es un hecho, y es por eso que nosotros [las fuerzas de la OTAN] nos estamos preparando para un conflicto con Rusia».

Rob Bauer



Esta advertencia precedió al inicio de los mayores ejercicios militares de la alianza en décadas, que involucrarán a aproximadamente 90,000 soldados y se extenderán durante varios meses. Los ejercicios tienen como objetivo demostrar la capacidad de la OTAN para defender su territorio hasta la frontera con Rusia.

El almirante Bauer también resaltó la necesidad de movilizar a un gran número de civiles en caso de guerra, argumentando que los gobiernos de la alianza deben comenzar a planificar una movilización de tal magnitud. «Todo comienza ahí: la comprensión de que no todo es previsible y que no todo saldrá bien en los próximos 20 años», dijo.

Esta advertencia se produce en un contexto donde otros líderes también expresan preocupación sobre un posible ataque inminente. El ministro de Defensa de Alemania, Boris Pistorius, advirtió que el presidente ruso Vladimir Putin podría atacar a los países de la OTAN en menos de una década. Documentos militares alemanes filtrados imaginan incluso un escenario de un ataque masivo ruso en la primavera de 2024, aprovechando el disminuido apoyo occidental a Ucrania, aunque se calificó de «extremadamente improbable».

El Ministro de Asuntos Exteriores de Lituania, Gabrielius Landsbergis, también insta a Europa a acelerar los preparativos para un ataque de este tipo, señalando la posibilidad de que Rusia no quede contenida en Ucrania. «No hay ningún escenario en esto que indique que si Ucrania no gana, eso podría terminar bien para Europa», advirtió.

La creciente preocupación entre los altos funcionarios de la OTAN se centra en la percepción de que los gobiernos y los fabricantes privados de armas están rezagados en los preparativos para un posible ataque, mientras las reservas de armas y municiones disminuyen debido al conflicto en Ucrania.

Mientras tanto, Rusia ha triplicado su gasto militar hasta alcanzar el 40% de todo su presupuesto nacional y está aumentando la producción. Además, ha rechazado una propuesta estadounidense para reanudar un diálogo sobre el control de armas, argumentando que Estados Unidos busca una derrota estratégica en Ucrania, ya que el tratado New Start, que limita las armas nucleares de largo alcance de ambos países, está programado para caducar en febrero de 2026.

«Necesitamos estar más preparados en todo el espectro», afirmó Bauer en sus comentarios el jueves. «Es necesario contar con un sistema para encontrar más personas en caso de guerra, ya sea que ocurra o no. Luego se habla de movilización, reservistas o servicio militar obligatorio. Es necesario poder recurrir a una base industrial que sea capaz de producir armas y municiones lo suficientemente rápido como para poder continuar un conflicto si estás en él».

En diciembre, Putin negó las afirmaciones del presidente Biden de que Rusia podría ir a la guerra con la OTAN, calificándolas de «un completo disparate». A pesar de esto, alrededor de 90,000 soldados de la OTAN están listos para comenzar el ejercicio militar más grande del bloque desde la Guerra Fría. La operación, denominada «Steadfast Defender», está específicamente diseñada para preparar a la alianza ante una posible invasión rusa.