febrero 4, 2025
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México y Colombia enviarán representantes a la ceremonia de investidura de Nicolás Maduro del 10 de enero, a pesar de no haber reconocido los resultados electorales. Mientras tanto, las sillas de Chile y Argentina quedarán vacías. ¿Qué implicaciones tiene asistir o no a la toma de posesión del mandatario en medio de la crisis política venezolana?

Incomodidad. La asistencia a la toma de posesión de Nicolás Maduro plantea un dilema para varios Gobiernos latinoamericanos, en medio de dudas sobre la legitimidad del proceso electoral que dio la victoria al mandatario. Con la fecha del 10 de enero cada vez más cerca, los gobernantes evalúan su postura en un contexto marcado por la crisis política en Venezuela.

Las elecciones de julio pasado en Venezuela estuvieron rodeadas de denuncias de fraude y falta de transparencia. Aunque el Consejo Nacional Electoral, CNE, proclamó a Nicolás Maduro como ganador, la oposición, liderada por Edmundo González Urrutia y María Corina Machado, asegura tener actas que contradicen los resultados oficiales y respaldan que fue el opositor el ganador. Esta disputa elevó la tensión política y provocó una oleada de protestas en todo el país que fueron reprimidas con fuerza.

Pese a la denuncia de organismos internacionales, líderes políticos y el rechazo a la victoria de Maduro de parte de varios Gobiernos, incluido el de Estados Unidos, todo parece indicar que nada cambiará tras el 10 de enero. Sin embargo, esta fecha sí llevará consigo el dilema sobre si respaldar o no la versión de Maduro y el chavismo sobre su victoria, o dejar la silla vacía y sumarse al rechazo internacional.

Colombia, México y Brasil, ¿de la neutralidad a la validación?

Los Gobiernos de Colombia, México y Brasil confirmaron recientemente que enviarán representantes oficiales a la ceremonia de toma de posesión presidencial en Venezuela. El vicecanciller colombiano, Jorge Rojas, informó que el embajador de Colombia en Caracas, Milton Rengifo, asistirá al acto. Sin embargo, la duda en Colombia gira en torno a si el presidente, Gustavo Petro, que por años se mostró cercano a Maduro, también estará presente.

“Petro tiene un problema enorme en su frontera y a pesar de su compatibilidad ideológica, tiene un problema pragmático que resolver. México es diferente, porque defiende a ultranza a todos los regímenes de izquierda de América Latina sin tomar en cuenta si están o no violando los derechos humanos”, afirma el analista político Eliseo Núñez.

Sheinbaum, al ser consultada por una periodista sobre su asistencia al evento, confirmó: “Va a ir una representación o el propio embajador que está en Venezuela”.

Ni Sheinbaum, quien asumió la Presidencia en octubre, ni el mandatario colombiano Gustavo Petro han reconocido públicamente a Maduro como presidente electo, ni tampoco a su rival, Edmundo González, a pesar de los llamados de la oposición liderada por María Corina Machado para que se pronuncien.

En línea con la política de su predecesor, Andrés Manuel López Obrador, Sheinbaum reiteró en octubre que México mantendría una postura imparcial frente a la crisis venezolana.

“Hay que recordar que México siempre ha tenido una política exterior caracterizada por un pragmatismo tendiente a la izquierda. La cancillería mexicana mantiene una posición de no intervención en asuntos internos de terceros países y es una de las características más importantes. Esto le permitió mantener relación con Cuba, por ejemplo, a pesar de las violaciones a los derechos humanos”, recordó Ronald Rodríguez, investigador y vocero del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario en Colombia.

Rodríguez afirma que el dilema colombiano es aún mayor, debido a la extensa frontera que comparten ambos países, los flujos migratorios y comerciales de lado y lado, y porque Venezuela es pieza clave en una de las políticas más importantes del presidente colombiano: la ‘Paz Total’.

“Si bien (Petro) primero estuvo a favor de buscar una salida negociada y de transición (a la crisis poselectoral venezolana), poco a poco se fue quedando solo. El discurso de Petro es bastante ambivalente porque tiene unas dinámicas de compromiso con Venezuela, el eje de su política de ‘Paz Total’ pasa por Venezuela”, agregó Rodríguez, quien aseguró que esto “limita el margen de acción que tiene el Gobierno frente a la situación de Venezuela”.

“Maduro necesita un espaldarazo de legitimidad”

“Ahora me dicen que no vaya a Venezuela. Yo veré si voy o no voy”, declaró enfáticamente Petro durante un discurso el pasado jueves 12 de diciembre en Barranquilla. Su comentario se dio poco después de que la Cámara de Representantes aprobara una proposición instando al mandatario a no asistir a la ceremonia de posesión de Maduro.

Tras las elecciones del pasado 28 de julio, Colombia, Brasil y México intentaron mediar entre las partes en un esfuerzo por resolver la crisis, exigiendo la publicación de las actas de votación. Sin embargo, estos intentos no tuvieron éxito.

“En este caso claramente Nicolás Maduro necesita un espaldarazo de legitimidad porque su Gobierno no es reconocido por la falta de legitimidad por la no presentación de las actas y todo lo que ha rodeado la elección”, comenta Rodríguez.

El Gobierno de Brasil tiene previsto enviar a su embajadora en Caracas, Glivânia Maria de Oliveira, a la ceremonia de investidura de Maduro, según informaron este viernes fuentes de la Cancillería.

No obstante, la participación de la embajadora está supeditada a que el Gobierno venezolano formalice una invitación oficial a Brasil, lo cual no ha ocurrido aún, a pesar de que la toma de posesión está programada para el próximo 10 de enero.

La tensión entre Caracas y Brasilia escaló cuando el presidente brasileño decidió imponer en octubre un veto a Venezuela para su entrada a la alianza de los BRICS, por considerar que Maduro no cumplió su palabra de difundir las actas electorales, tal y como había prometido.

“Lula se mira así mismo como un gran negociador. Probablemente esté buscando ser un intermediario” en la crisis política del país vecino, expresó Núñez.

Sin embargo, Rodríguez recuerda la relación de larga data de ambos mandatarios. “Lula no puede negar que Maduro fue uno de los pocos amigos con los que contó cuando estaba en la cárcel. Fue una de las pocas personas que continuó apoyándolo”, indicó.

Varios líderes de izquierda, como los presidentes de Bolivia, Luis Arce, y de Nicaragua, Daniel Ortega, o Xiomara Castro de Honduras, mostraron su apoyo incondicional a Nicolás Maduro, considerando su victoria como un triunfo democrático.

Este viernes Castro anunció que no asistirá a la investidura de Nicolás Maduro. En declaraciones breves, el vicecanciller hondureño, Gerardo Torres, confirmó que Castro no viajará a Venezuela, aunque es posible que envíe a una delegación en su lugar para asistir a la ceremonia.

“Diez días después de la toma de posesión de Maduro, se va a dar la toma de posesión de Trump. Están calculando cualquier impacto o presencia que pueda generar ir a la toma de posesión de Maduro”, comentó Carlos G. Calix, director de Macrodato, una firma de asesoría macroeconómica y geopolítica, respecto a las posiciones políticas de los líderes latinoamericanos frente al evento.

Fuente: France24