noviembre 22, 2024

Una comunidad del oeste de Nueva York se encuentra en medio de un debate acalorado después de que las autoridades confiscaran a un caimán enfermo de 11 pies y 750 libras que residía en una piscina dentro de una casa local. El propietario de la vivienda, identificado como Tony Cavallaro, había convertido su hogar en Hamburgo en un refugio para su querida mascota, a la que llamaba Albert, permitiendo incluso que los niños nadaran con el gigantesco reptil.

Sin embargo, la situación tomó un giro drástico cuando el Departamento de Conservación Ambiental del estado intervino y capturó al caimán de 34 años el miércoles pasado. Según los funcionarios, el caimán presentaba numerosos problemas de salud, incluida ceguera en ambos ojos y complicaciones en la columna vertebral.

El propietario, Cavallaro, había mantenido al caimán durante décadas, pero su licencia estatal para poseer a la criatura expiró en 2021. Además, la ley de Nueva York prohíbe la posesión de caimanes como mascotas. A pesar de esto, Cavallaro afirmó que había intentado renovar su permiso, pero el DEC (Departamento de Conservación Ambiental) ignoró sus solicitudes.

La comunidad se ha dividido en cuanto al destino del caimán y las acciones tomadas por las autoridades. Cavallaro ha lanzado una petición en línea en la que defiende su amor y cuidado hacia Albert, asegurando que él era un dueño responsable. Sin embargo, las autoridades sostienen que el caimán representaba un peligro para el público, especialmente dado su estado de salud y la falta de medidas de seguridad adecuadas en la propiedad.

Mientras tanto, Albert ha sido entregado a un cuidador autorizado mientras se busca un lugar adecuado para su cuidado a largo plazo. Aunque Cavallaro no enfrenta cargos por ahora, el DEC no ha descartado la posibilidad de tomar medidas legales en el futuro.

La comunidad de Hamburgo, ubicada aproximadamente a 15 millas al sur de Buffalo, ha expresado su apoyo tanto a Cavallaro como a Albert en las redes sociales. Muchos argumentan que el caimán era un animal gentil que no representaba una amenaza para las personas, destacando el vínculo especial entre Cavallaro y su mascota.