Mientras el número de reclusos aumenta en todo el mundo, en los Países Bajos cada vez hay menos personas entre rejas. Las cárceles se utilizan ahora como hoteles o centros culturales. ¿Un éxito?
Estados Unidos, China, Turquía y Brasil son algunos de los países donde aumenta el número de presos. En Países Bajos, las cárceles están vacías y algunas se reconvierten en centros culturales u hoteles. La razón: la población reclusa está disminuyendo. Pero, ¿cómo se ha llegado a esta situación? ¿Es realmente un éxito?
Según un estudio de las universidades de Leiden (Países Bajos) y Portsmouth (Reino Unido), la tasa de encarcelamiento en Países Bajos descendió de 94 a 51 reclusos por cada 100.000 habitantes entre 2005 y 2016. Aunque esa tendencia a la baja no continúa, según Eurostat, las cifras se han estabilizado en un nivel bajo: en 2021 y 2022, la tasa de encarcelamiento neerlandesa era de 54 cada cien mil habitantes.
Países Bajos es, por tanto, uno de los pocos países de Europa donde esa tasa está descendiendo. Según la plataforma de datos World Prison Brief (WPB), dicha tendencia también se observa en cierta medida en Alemania, Liechtenstein, Bulgaria, República Checa, Rumania y los países bálticos (vése el gráfico).
Países Bajos sólo es superados por la Federación Rusa, ya que según WPB, la tasa de presos en Rusia ha descendido un 59 % desde 2000. La razón es política: los presos fueron liberados para luchar en la guerra contra Ucrania.
En todo el mundo, no hay signos de disminución de la población carcelaria, sino todo lo contrario: las cifras se disparan. América del Sur ha experimentado un aumento del 224 % desde 2000; Asia del 141 %, y Oceanía, del 84 %.
Las razones
Hay varias razones que explican el descenso de la población carcelaria en Países Bajos. Entre ellas se encuentran la duración de las penas de prisión, la evolución de la tasa de criminalidad, la práctica de las sentencias, la labor de las autoridades judiciales, los costes del encarcelamiento, la rehabilitación y la legislación respectiva.
Mientras que en 2005 fueron condenadas a la cárcel a 8.305 personas en Países Bajos, en 2015 la cifra fue de solo 4.540. Según el estudio, el descenso se extiende a todo tipo de delitos. Por otro lado, la duración media de las penas de prisión es también notablemente corta. Los expertos en delincuencia de la Universidad de Leiden documentan en su estudio que la mitad de los presos son puestos en libertad en el plazo de un mes. En comparación, según el Informe SPACE I de la Universidad de Lausana, sólo el 5,2 % de los presos de los 46 Estados miembros del Consejo de Europa pasan menos de seis meses entre rejas. La mayoría, el 21,3 %, cumple entre uno y tres años.
Otro factor que influye en las cifras de Países Bajos es la disminución del número de presos en prisión preventiva. Según el estudio, mientras que en 2005 había 21.029 personas en prisión preventiva, esta cifra se redujo a 13.350 en 2016, lo que supone un descenso del 3 7%.
Caída de la tasa de criminalidad
Entre 2005 y 2016, el número de infracciones penales registradas se redujo de 1,3 millones en 2005 a 961.000 en 2016.
En 2018, el número de delitos denunciados se situó en el mínimo histórico de 770.000. Desde entonces, las cifras han vuelto a aumentar ligeramente. Según Statista, el número de delitos registrados en los Países Bajos en 2022 fue de 798.000.
Más poder para los fiscales
Desde 2006, los fiscales de Países Bajos pueden tramitar los casos sin la intervención de un juez e imponer penas no privativas de libertad, como multas o trabajos sociales. Esto debería agilizar la tramitación de los casos y reducir la carga de trabajo de los jueces.
Sorprendentemente, sin embargo, la reforma no ha llevado a las fiscalías a imponer más sentencias, según el estudio. Al contrario, las cifras han disminuido. Como consecuencia, muchos casos no se remitieron a los tribunales y se redujo el número de sospechosos que potencialmente podrían haber recibido una pena de prisión. Esto, a su vez, ha contribuido al descenso de la población reclusa.
Investigaciones lentas
Sin embargo, un estudio publicado en 2017 por la investigadora del crimen Judith van Valkenhoef y su colega Edward van der Torre expresa considerables dudas sobre la historia de éxito holandesa, señalando la ineficacia de las investigaciones y la falta de enjuiciamiento.
Países Bajos se han convertido en un actor importante en el ámbito de las drogas sintéticas y seguirán siéndolo si no cambian las políticas. El criminólogo Francis Pakes, profesor de la Universidad de Portsmouth y autor del estudio mencionado, saca la siguiente conclusión: el descenso de la población carcelaria no significa necesariamente que haya menos delincuencia en general.
Al fin y al cabo, si los delitos no se denuncian ni se investigan, puede que se produzcan menos condenas, pero no menos delitos en general. Esto puede verse, por ejemplo, en la creciente influencia de la mafia de la droga que actúa en Países Bajos.
Información de DW.