noviembre 2, 2024

El Megalodón, un coloso marino que se extinguó hace 3,6 millones de años, ha sido objeto de una revisión internacional que desafía las percepciones previas de los investigadores. Aunque la figura imponente del Megalodón ha perdurado en la literatura y el cine, la falta de evidencia fósil dejó a los paleontólogos con suposiciones sobre su estructura física. Sin embargo, un equipo de investigadores de la Universidad de California, en colaboración con expertos marinos de todo el mundo, ha arrojado nueva luz sobre este depredador prehistórico, según el nypost.

Contrario a la creencia común de que el Megalodón poseía un cuerpo robusto y rechoncho, comparable al tiburón blanco actual, la investigación sugiere que este gigante del océano era, en realidad, mucho más delgado y potencialmente más largo de lo imaginado. La comparación con la constitución de un tiburón mako reveló una sorprendente diferencia.

El profesor Kenshu Shimada, líder del estudio, destacó el «momento eureka» que surgió al comparar los dientes y la columna vertebral de un tiburón blanco vivo con los fósiles del Megalodón. El resultado desafía la noción de que el Megalodón era simplemente una versión agrandada del tiburón blanco moderno.

Phillip Sternes, autor del informe, comentó que, a pesar de seguir siendo un depredador gigante, el Megalodón mantenía diferencias significativas en su dieta y estilo de vida. Su cuerpo más largo requería un canal digestivo extendido, lo que implicaba una menor frecuencia de alimentación pero con comidas más grandes. Sternes sugirió que esta capacidad digestiva podría haber tenido implicaciones importantes para la ecología marina, disminuyendo la presión depredadora sobre otras criaturas.

El biólogo de UC Riverside y primer autor del artículo, Phillip Sternes, sostiene un diente de megalodón.

La investigación también plantea la posibilidad de reevaluar la historia de la extinción del Megalodón. Mientras se creía anteriormente que la disminución natural de presas contribuyó a su desaparición, los nuevos hallazgos sugieren que la competencia por los alimentos con el emergente tiburón blanco pudo haber sido un factor clave.

«Creo que hubo una combinación de factores que llevaron a la extinción, pero uno de ellos puede haber sido la aparición del gran tiburón blanco, que posiblemente era más ágil, convirtiéndolo en un depredador aún mejor que el Megalodón», especuló Sternes.

Este «gran avance científico» no solo redefine la imagen del Megalodón, sino que también subraya la continua fascinación y misterios que rodean a la paleontología, un campo que sigue reescribiendo la historia prehistórica con cada descubrimiento.