Después de 16 años sin poder realizar operaciones en el área, la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN) llevó a cabo allanamientos en la provincia del Chapare, en Cochabamba, conocida como la «zona roja». Durante la operación, se logró desmantelar 25 laboratorios móviles utilizados para la fabricación de cocaína.
El ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, celebró el éxito de la operación a través de sus redes sociales, calificándolo como histórico. Destacó que las fuerzas policiales antinarcóticos no habían podido realizar su trabajo en esta área durante más de 16 años.
Según el informe difundido por La Razón, los allanamientos se llevaron a cabo en las localidades de Santiváñez, Ismael Montes, 27 de junio, Central Independiente y Central 14 de Septiembre, todas ubicadas en el municipio Villa Tunari.
El Chapare, ubicado en el departamento de Cochabamba, es considerado uno de los feudos de Evo Morales debido a su principal método de subsistencia: el trabajo de la coca. Fue en este lugar donde el ex presidente comenzó su carrera política como dirigente sindical y regresó después de su exilio en México y Argentina. La acción de la FELCN en este territorio marca un hito en la lucha del país contra las drogas ilícitas.
Decomisos y erradicaciones
Además del desmantelamiento de los laboratorios, el operativo resultó en el decomiso de 5.050 litros de cocaína líquida, que equivalen a más de 190,9 kilogramos de sustancia ilegal. También se encontraron 96,11 kilogramos de cocaína base y 14,87 kilogramos más en diferentes contenedores inspeccionados por las autoridades.
El viceministro de Defensa Social y Sustancias Controladas, Jaime Mamani, informó que en los primeros días de enero se incautaron 100 kilos de droga y se detuvieron a 12 personas en ocho operativos diferentes. Estas acciones tuvieron un impacto económico en el narcotráfico estimado en 267.200 dólares estadounidenses. Además, se confiscaron 2.000 kilos de hojas de coca registradas en tránsito ilícito.
Bolivia es el tercer productor mundial de cocaína, después de Colombia y Perú, con más de 300 toneladas del narcótico puestas en el mercado según estimaciones de 2021 de autoridades estadounidenses. El país reconoció que ya no solo produce la «pasta base» de la droga, sino también el clorhidrato o la cocaína refinada. Existe preocupación de que los carteles de la droga hayan llegado a Bolivia.