octubre 7, 2024

En un impactante desarrollo legal, el líder de la secta del fin del mundo, Paul Mackenzie, y 30 de sus seguidores comparecieron el miércoles ante un tribunal keniano en Malindi. Los acusados enfrentan cargos relacionados con el asesinato de 191 niños, cuyos restos, alarmantemente, incluyen 180 que aún no han sido identificados, según la fiscalía.

Mackenzie y sus seguidores optaron por no declararse culpables en la audiencia, ya que el juez Mugure Thande accedió a una solicitud de los fiscales para que se sometieran a evaluaciones mentales antes de la próxima comparecencia el 6 de febrero.

La Iglesia Good News International, liderada por Mackenzie, ha sido vinculada a la muerte de 429 de sus miembros. La tragedia se desentrañó cuando la policía rescató a 15 seguidores demacrados, revelando que Mackenzie había ordenado un ayuno mortal en la creencia de que encontrarían a Jesucristo antes del apocalipsis.

Los cuerpos de las víctimas fueron descubiertos en tumbas poco profundas en un extenso rancho en Bosque Shakahola, en el condado costero de Kilifi. Autopsias revelaron causas de muerte que incluyen hambre, estrangulamiento y asfixia.

El fiscal principal de Kenia anunció que 95 personas enfrentarán cargos de asesinato, crueldad, tortura infantil y otros delitos en relación con esta trágica situación.

Desde el arresto de los acusados en abril pasado, los fiscales han buscado permisos para mantenerlos bajo custodia durante la investigación. Sin embargo, la semana pasada, el magistrado Yousuf Shikanda rechazó su última solicitud, argumentando que se les había dado tiempo suficiente.

Mackenzie cumple una condena separada de un año por operar un estudio de cine sin licencia. Se alega que utilizó películas para su predicación, instando a sus seguidores a mudarse al bosque Shakahola en preparación para el fin del mundo.

Un informe del comité del Senado reveló que Mackenzie eligió la ubicación debido a su aislamiento. Los seguidores se encontraban virtualmente prisioneros, sin permiso para abandonar las aldeas establecidas por Mackenzie. Además, se les ordenó destruir documentos vitales, complicando la identificación de los muertos.

Este juicio arrojará luz sobre las oscuras prácticas de la secta, dejando a la sociedad keniana conmocionada y buscando respuestas sobre cómo tal tragedia pudo haber ocurrido a plena luz del día.

Este artículo es solo con el objetivo de informar.